Hablaba el otro día con los amigos de 300 puntos de los tiempos en los que no disponíamos de toda la tecnología que tenemos hoy al alcance de la mano. Coincidíamos en que las grandes ventajas que -sin duda- aporta la informática a nuestra profesión, llevan consigo también una inmediatez quizás excesiva que hace que a veces no demos todas las vueltas de tuerca que podríamos al ingenio creativo. Pensando en esta conversación, me he acordado de esta entrada de mi antiguo blog que va muy al respecto.
«Ésta es una ilustración que hice sobre un poema de Lorca para un trabajo de opción a matrícula de la asignatura Ilustración (mi último año de carrera trascurrió durante el año Lorca y eran numerosos los trabajos relacionados con él y su obra). Por aquel entonces, sin ordenador ni posibilidad de imprimir en grandes formatos, colocar el texto me planteaba un problema, sobre todo porque tenía más que elegido el tono de el papel y parte de las letras tenían que ser blancas. Después de darle algunas vueltas a la cabeza y a las papelería más antiguas de la ciudad, encontré finalmente la solución en el papel de cera para multicopistas, ese que se perforaba con la máquina de escribir y que luego servía como negativo (los que aún viven lo recordarán). Así preparé una plantilla sobre la que pulvericé témpera blanca y tinta china con un aerógrafo, consiguiendo además la cualidad acuosa que necesitaba en el texto de la derecha.» (Rafa Simón dice, 30-7-2007)
Comentarios
Y no, no me dieron la matrícula.
;)
¡Pues qué sosos!