Uno no puede simplemente irse a dormir después de haber participado de una noche tan gloriosa como la que Mariola Cantarero nos ha hecho vivir hoy en el Festival de música y danza de Granada. De modo que aprovecharé para escribir algo entre tanto espero a que el sueño venza a la emoción.
Hasta no hace tanto tiempo era imposible escuchar en Granada el nombre de Mariola si no era unido al adjetivo joven promesa. Pero esta joven ya prometió todo lo que tenía que prometer y esta noche lo ha cumplido con creces en el recital que ha ofrecido en el Palacio de Carlos V -ni mucho menos su primera incursión en el Festival, como dicen por ahí algunos periodistas poco documentados.
Mariola ha dejado a los granadinos completamente rendidos a los pies de una estrella internacional de capacidades técnicas e interpretativas prodigiosas.

No me resisto a poner la foto que Estefa me ha hecho con ella justo antes de que empiece el concierto, ni a contar que me ha firmado un autógrafo sin tener que preguntarme como me llamo, que ya se acordaba de alguna otra vez que hemos coincidido. Y es que Mariola es sencillamente una diva, pero divinamente sencilla.